Bajo un estricto sentido político y social, no puede pasar desapercibido el discurso pronunciado por Guillermo Legorreta Martínez, en el marco del 199 Aniversario de la Erección del Municipio de Toluca, pues resultó muy revelador, expresivo, con ese evidente sello que exhibe el sentimiento toluqueño, sobre todo por el sentido que conlleva en las palabras y el escenario en que lo pronunció.

Ante prácticamente todos los sectores del priísmo formal y del secretario de Educación, Raymundo Martínez Carbajal, a quien más de uno observa con atención en el calendario político; Legorreta Martínez, secretario del Ayuntamiento, pronunció el discurso oficial de la celebración, dónde detalló el significado de esos simbolismos imprescindibles en la cotidianeidad de los toluqueños, dejando ver el lado sensible de la propia alcaldesa María Elena Barrera Tapia que no ocultó su reacción en este sentido.

Ahí, ante todos los personajes con ánimo de participación electoral en el PRI y la evidente autoexclusión de los representante de la oposición en Toluca, Legorreta desnudó su sentimiento toluqueño, la habilidad para decir en pocas palabras lo que le gusta al toluqueño de tradición, a los que sienten arraigo por adopción y de paso, anima la jiribilla de quienes lo apuntan con reales posibilidades para el próximo año.

En un escenario inmejorable, habló de las bondades de la capital y los esfuerzos del actual gobierno para regresarle a los habitantes la Toluca que inspiraba tranquilidad, regionalismo e identidad, mientras escuchaban atentos Fernando Zamora Morales, Héctor Hernández Silva, Silvia Fernández, Antonio Hernández Lugo, José Luis Velasco Lino y por supuesto Raymundo Martínez, el hombre fuerte del Gobierno estatal, al menos en la formalidad, pues es nada menos que el encargado de esta zona.

“Fue el 13 de diciembre de 1812 cuando se erigió el ayuntamiento, funcionando como tal en diciembre de 1814, según testimonio del historiador Aurelio Venegas, refrendado mas tarde por el investigador Miguel Salinas”, citó.

Y agregó: “La creación de este municipio se dio en un momento crucial para la patria: corrían por los ríos Verdiguel y Tecaxic, así como por los surcos que descienden desde los glaciares del Nevado de Toluca, las ansias de libertad y de igualdad social”.

De ahí paso a los puntos que se han vuelto simbolismo para los “tolucos”. “Toluca y su monumento a Colón, que da muestra del proceso de transculturación de nuestra idiosincrasia. Toluca y la Glorieta del Águila que nos recuerda siempre que somos libres y que tenemos un sistema democrático y de instituciones. Toluca y las Torres Bicentenario que dan cuenta de una etapa de liderazgo transformacional que representa para México voluntad de servicio, talento para afrontar los retos, humildad, esperanza y fe inspiradora”.

Presumió la aportación del Ayuntamiento al fortalecimiento de la capital. “El ayuntamiento está a la vanguardia de las tendencias globalizadoras de desarrollo. En coordinación con el Ejecutivo en el estado, se implementan acciones que promueven la sustentabilidad del crecimiento urbano; la movilidad centrada en el ciudadano; el bienestar desde el fomento a la salud, la educación y el deporte; el crecimiento económico basado en una economía de servicios; la diversificación de la oferta turística del municipio y la apuesta por el rescate de nuestras tradiciones para incorporarlas a la vida cotidiana”.

 No olvidó recordar a “Toluca, la Bella” como la siguen llamando los tradicionalistas, las familias de arraigo, agregando conceptos acordes a su realidad social. “Toluca la Bella, a 199 años de su creación también es Toluca la cultural, porque somos herederos de museos, música, danza y literatura llenos de historia, arte y talentos consumados. Toluca la industrial porque en el territorio se encuentra asentado uno de los corredores económico-productivos más importantes de nuestra patria. Toluca la formadora,

  pues la amplia oferta académica que se brinda en nuestras escuelas y universidades, nos posiciona como una de las primeras ciudades en el país que recibe jóvenes para instrucción superior, aunado al prestigio de la UAEM”.

“Somos también una Toluca de tradiciones que camina sus portales, – los más extensos del país, que revive sus tertulias y verbenas, que resalta su Alameda frondosa y hace dual la vida en el arte Cosmovitral de Leopoldo Flores”, continuó.

Guillermo Legorreta muestra su formación institucional al poner en su justa dimensión a la alcaldesa, a quien reconoció así: “Sea nuestro reconocimiento a María Elena Barrera Tapia, quien ha entregado su vida y su talento para hacer de su querida Toluca, nuestra casa, el lugar que compartimos con familiares y amigos”.

La verdad me parece un discurso sensible, ajustado al contexto en el que lo pronunció, muy toluqueño, ensalzando los simbolismos que tanto enaltece la clase política del PRI, con el que concuerda el electorado que le dio su confianza a dicho partido en el 2009, marcando un antes y un después respecto de la visión de un instituto que gobernó nueve años, reconciliado también con quienes buscan en la continuidad tranquilidad y devolverle la tradición a los habitantes habidos de una capital para disfrutar en familia, como en aquellos años a los que hace referencia el propio Legorreta.

“Quienes amamos a Toluca deseamos seguir haciéndola grande. La Tierra que nos ha formado, educado y dado tantas enseñanzas y satisfacciones. La tierra que como una madre a su hijo, nos recibe con amor y cariño. Más que una palabra, una evocación, una estructura,

  Toluca es su gente. Mi mujer y mis hijas; nuestras madre y nuestros hermanos, nuestras familias y amigos, ustedes aquí presentes, la gente de cada colonia y cada delegación, ¡Toluca somos todos nosotros!”, pronunció.